Sobre cosas halladas donde se supone que no deberían estar | Un poema de David Berman | ACTUAL AIR (1999)

 

Tiemblo, leyendo una fría prosa del nordeste

y hay una palabra para lo que hago

            pero lo hago de todas formas,

preparo la mesa con cuidado para una cena sin cocinar,

            antes de prender fuego la mesa.

 

El cielo en lo alto sostiene líneas de puntos que van

            desde los binoculares hasta los pájaros.

 

Una mujer susurra a su tazón de azúcar,

“De a poco, con el tiempo, te prestaré a los vecinos”.

 

En la terminal de ómnibus, detrás de la máquina expendedora,

hay un túnel que llega hasta la biblioteca de la prisión,

 

y está todo colgado con alfileres de una pantalla resplandeciente

           próxima al polvo iluminado por el proyector de diapositivas.

 

¿Puedo afirmar con certeza que Grecia fue ante todo

           agua, rocas e ideas?

 

Mis estadísticas muestran que muchos miles de años de lluvia

han hecho poco daño al planeta,

pero imagina si esa cantidad hubiera caído en interiores.

 

Imagina a esta chica, una belleza encantadora que antes existió

solo en un diseño de moneda rechazado, imagina que conduce por antiguos

estados esclavistas costeros,

con un montón de canciones de hinchadas universitarias,

          “en el pasacasettes”.

 

Los rosales parecen tarea de latín

          en la piel reflectante de la laguna.

 

Como un “¡hola!” por una tubería pluvial, me lleva al hogar,

 

no pide una rápida mirada a la sombra dentro de los objetos,

 

sino solo admirar la línea del horizonte precámbrico de las llaves del auto

que nos alejaron de la colonia de moteles

desperdigados como hongos sobre la salida de circunvalación.

 

Y aún así es tan extraño que hayamos llegado a esto,

y pensar que algún día volveremos a ello,

desde la dirección opuesta.

 

En las calles miro a las persona desde el futuro.

Se hacen los distraídos para que nadie se dé cuenta, toman taxis,

llaman al chofer “Mac”, en lo que erróneamente

consideran el habla callejera del momento.

 

Cuando veo las chimeneas de L.A. reflejadas en las copas de vino de L.A.,

cuervos atados al cielo como píxeles estropeados,

y “tú” con tu pequeña ristra de vocales,

empiezo a creer que la inscripción sobre el portal

describe este mundo, no el otro.

 

Por ahora solo mantén la sonrisa y asiente

como si estuvieras en un país extranjero,

agarrando con dolor un ananá.


Traducción de Leonel Livchits.

Líder de la banda indie estadounidense Silver Jews, con la que grabó cinco discos, y de su sucesora, Purple Mountains, David Berman (1967-2019) publicó el libro de poesía Actual Air en 1999.

En los discos su voz es inconfundible e indisociable de letras que, en el cuadrilátero opuesto del American dream, narran experiencias urbanas de soledad, rememoradas y teñidas de humor a través de versos epigramáticos que le valieron comparaciones con Leonard Cohen.

Sus poemas avanzan en esa misma dirección aunque son más libres en términos formales: conversacionales, oníricos, captan estados más difusos, que lo acercan a la escuela de poesía de Nueva York de los sesenta (Ashbery, O’Hara).




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